Lectura creyente y canónica de la Biblia
¡Qué difícil es leer la realidad! El país donde vivo está atravesando un año electoral bastante complejo. Cada candidato está dando su parecer sobre los acontecimientos nacionales, su punto de vista sobre la economía e intentando mostrar la superioridad moral de su propuesta política. A veces es difícil discernir cuáles datos son ciertos, cuáles encuestas son confiables y cuáles lecturas de la realidad se asemejan más a la realidad que vive la mayoría de los ciudadanos del país.
Si nos cuesta leer la realidad hoy, ¡cuánto más difícil puede ser leer acertadamente un libro antiguo que habla de cosas muchas veces más allá de nuestra comprensión! La Biblia fue escrita a través de miles de años por autores de diferentes momentos históricos, culturas, idiomas y con diferentes experiencias de Dios. Si nos cuesta discernir la verdad sobre la actualidad, no es sorprendente que también se nos hace difícil leer la Biblia con tanta claridad.
Con este pequeño escrito quiero decir dos cosas: podemos hacer una buena y acertada lectura de la Biblia siempre y cuando…
· Entendemos qué pretende decir y hacer la Biblia
· Sabemos quiénes somos y de dónde leemos la Biblia
Tenemos a nuestro alcance muchos estudios sobre la cultura y los idiomas del mundo antiguo que nos ayudan a entender los diferentes géneros literarios de la Biblia y sus momentos históricos. Todos estos datos arrojan luz sobre la Biblia que nos facilita el camino a su testimonio central.
Si leemos la Biblia tomando en cuenta cómo funcionaba la prosa y la poesía en la Biblia, podemos descubrir mucho acerca de Dios y de sus propósitos para la humanidad. Si leemos la Biblia tomando en cuenta cómo pensaban y razonaban los antiguos sobre el mundo y los seres humanos, podemos descubrir a un Dios que no se cansa de estar detrás de nosotros procurando la reconciliación de todas las cosas.
Además de adentrarnos en el mundo antiguo y sus idiomas, debemos tener en claro quiénes somos nosotros y de dónde leemos la Biblia. Yo, por ejemplo, soy un hijo de Dios y leo la Biblia como creyente en América Latina. Confío en Dios y en su Palabra. La leo buscando adentrarme aún más en el misterio divino. Leo la Biblia en un lugar de grandes alegrías y también de grandes injusticias. Leo esperando una Palabra de Dios que pueda transformarme a mí y la realidad que me rodea.
En nuestros cursos, no nos acercaremos a la Biblia como historiadores seculares ni como literatos desinteresados en el testimonio bíblico. Un historiador puede aprender mucho de la Biblia. Un literato puede deleitarse de gran manera en el salterio. No obstante, en nuestros cursos, nos acercamos como creyentes esperando encontrarnos con Dios mismo.
¿Son nuestras interpretaciones de la Biblia más sesgadas por nuestra fe? ¿Somos ingenuos a la hora de leer cuidadosamente porque confiamos en quien inspiró las Escrituras? Una lectura creyente y canónica (que toma la Biblia en su estado actual) no tiene por qué ser una lectura más sesgada, ingenua o menos científica.
¿Cuál es la gran diferencia entre los científicos y sociólogos de la religión y los teólogos? La verdad es que todos tenemos prejuicios (juicios que hemos formado antes de leer el texto) y todos tenemos sesgos (inclinaciones naturales hacia alguna proposición o cosmovisión).
La gran diferencia entre los científicos de la religión y los teólogos es que los teólogos pueden utilizar las herramientas ajenas a la teología de manera interdisciplinaria para descubrir nuestros perjuicios y sesgos y escuchar más atentamente al texto, mientras que los científicos de la religión no lo suelen hacer. Los teólogos podemos utilizar la historia, la crítica literaria, la lingüística y las ciencias sociales para ayudarnos a captar la visión del texto bíblico. Los científicos de la religión, por su lado, no recurren a las lecturas o interpretaciones teológicas del texto bíblico. En otras palabras, están cerrados, en principio, a lo que el texto quiere trasmitir como texto teológico.
La Biblia en sí no es un texto de ciencia (aunque pueda detallar ciertos aspectos de la creación y la naturaleza). La Biblia en sí no es un texto de historia (no relata los acontecimientos históricos con el rigor que exige la modernidad, elemento que comparte con otros libros de la antigüedad). La Biblia en sí no es meramente un libro de narrativas y poesía religiosa. La Biblia es un libro teológico y cualquier lectura que no toma en cuenta su testimonio teológico perderá la riqueza de su mensaje.
Como creyentes, no tenemos por qué cerrarnos a las lecturas (por llamarlas de una manera) más académicas de las Escrituras. Y no tenemos por qué avergonzarnos por hacer lecturas teológicas de un texto que pretende hacer teología desde la poesía de Génesis 1 hasta la visión apocalíptica de su último capítulo.
La lectura creyente y canónica (cf. hermenéutica de la confianza según Richard Hays) no es una lectura que requiere que cerremos los ojos ante la verdad por descubrir en el texto bíblico. Es una lectura diligente, interdisciplinaria y provechosa que nos ayuda a conocer a Dios y a descubrir las obras que Él obra en nuestro mundo.
Jonathan Hanegan
Buenos Aires, Argentina
Lo escrito por el autor no representa necesariamente el punto de vista de todos los profesores de la Escuela. Cada profesor tiene una manera de pensar y expresarse. Valoramos la diversidad de convicciones que existen entre los profesores y la búsqueda de la verdad es una comunidad de pensadores diversos.
Para profundizando en el tema:
David, Ellen F. y Richard B. Hays., eds. (2003). The Art of Reading Scripture. Grand Rapids, MI: Eerdmans.
Hays, Richard B. (2020). «A Hermeneutic of Trust» en Reading with the Grain of Scripture. Grand Rapids, MI: Eerdmans.
Watkin, Christopher. (2022). Biblical Critical Theory: How the Bible’s Unfolding Story Makes Sense of Modern Life and Culture. Grand Rapids, MI: Zondervan.